41 LA LEVADURA DE LOS FARISEOS II


Visitas: 0

La levadura de los fariseos (II).

(Mt 16: 5-12) (Mr 8:14-15)

Tres males que amenazan a la iglesia y al cristiano: la hipocresía, la mundanalidad y modernismo teológico.

(Mr 8:15) “Y Él les mandó, diciendo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos, y de la levadura de Herodes.”

¿Qué es la levadura?

La levadura es un microorganismo vivo (un hongo unicelular) que al mezclarse con agua y harina tiene un comportamiento bioquímico, llamado fermentación que es el causante de que la masa crezca y se airee siendo bastante esponjosa. En este caso, en este caso se piensa en un pedazo de masa leudada, que se guardaba de la hornada anterior, y que se introducía en la nueva masa para que la fermentara.

Este poder que tiene la levadura para extenderse de forma casi imperceptible hasta llenarlo todo y cambiar su forma, hacía que se la usara para ilustrar cualquier mala influencia capaz de invadir la vida y corromperla. 

¿Uso literal o uso figurado?

¿Habló Jesús literal o figuradamente? Las circunstancias y los condicionamientos que tenían los discípulos hacen que ellos entiendan la advertencia como una prohibición para no comprar el pan que les faltaba de mano de los fariseos y los herodianos. Y posiblemente lo razonaron de manera convincente. Pero ese no era el sentido. No fueron capaces de entender al Señor en su enseñanza. De ahí su enfado y el duro reproche que les dirige.

¿A qué se refiere el Señor con esta advertencia?

Si levadura aquí no es literal sino figurada ¿A qué se refiere Jesús? Mateo es esclarecedor al respecto. Jesús dijo: “¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos? Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.” (Mt 16:11-12). 

Levadura equivale a mala enseñanza, enseñanza que de forma inevitable condiciona la vida espiritual, enseñanzas y prácticas que corrompen a los creyentes. Son ideas, tendencias que pueden cambiar las formas de pensar y de actuar, apartándonos de la fe sincera y pura en Cristo. 

El tema es importante. No toda enseñanza, no toda novedad, aunque suene piadosa y apele a la Escritura, necesariamente es verdadera (2ª Cor 2:17) (1ª Pd 2:2) (2ª Pd 2:1-3). 

La importancia de la advertencia.

Volviendo a la advertencia de Jesús. Los verbos usados, “mandar” (diastelomai), “mirar” (jorao), “guardarse” (blepo), así como los tiempos verbales (imperfecto de indicativo y presentes de imperativo), indican: 1º Que se trata de una advertencia necesaria, urgente; y 2º Que esta actitud de alerta tiene que ser sostenida en el tiempo. Ni es ocasional ni puede tomarse a la ligera.

La levadura de los fariseos y de ¿Herodes o saduceos?

Al comparar el relato de Mateo con el de Marcos nos damos cuenta de un detalle. El primero advierte contra la levadura de los fariseos y saduceos (Mt 16:6), el segundo de los fariseos y herodianos (Mr 8:15). ¿Alguien se confundió o hay alguna razón que justifique este intercambio de nombres? Lo segundo es la respuesta. Herodes no era un saduceo pero eran aliados. Se necesitaban políticamente hablando. 

Los saduceos era un partido político religioso que agrupaba a la mayoría de las familias sacerdotales y pudientes. Debían su posición, a la dinastía de herodiana.

¿En qué consistía esta levadura? ¿De qué debemos guardarnos?

No importa de qué levadura hablemos, si de los fariseos, de Herodes o de los saduceos. Las tres levaduras son de la misma familia: la incredulidad. Todos se negaban a creer en el Señor Jesucristo (Mt 16:4) (Mr 8:11-13). 

Atentos, porque la incredulidad no es solo un pecado que afecta a la conversión, es también un pecado al que estamos expuestos en la vida cristiana. Es fácil comenzar por el Espíritu, y terminar la vida cristiana queriendo vivir en el poder de la carne. Dejando a un lado la dependencia del Señor. Evidentemente esto será fracaso y frustración. Otro peligro mas sutil, apartar los ojos de Jesús para descansar en personas, en instituciones, en ministerios, etc. 

Por otra parte Jesús no había olvidado el propósito de su venida, “Dar su vida en rescate por muchos”. Quería fortalecer la fe de los suyos. 

  1. La levadura de los fariseos (la hipocresía).

¿En qué consistía la levadura de los fariseos? Jesús es claro. En este caso, ese mal del que debían guardarse es la hipocresía

(Luc 12:1) “En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.” 

Hablamos del aparentar, del fingir ser algo que ni se es ni se siente. No en vano la palabra griega hipócrita se utilizaba primero para referirse al actor. Pero esta hipocresía tenía un origen bien conocido por el Señor, habían cambiado la Palabra por sus tradiciones e interpretaciones.  Por tanto no conocían a Dios (Mr 7:6-7). 

Esto es importante, nos recuerda la necesidad que como creyentes tenemos de cultivar una relación espiritual auténtica con el Señor. De dejarnos juzgar continuamente por la Palabra. Cuando descuidamos esta base, podemos dar lugar a cosas muy feas en nuestra vida, entre ellas a la hipocresía. Una conducta que Dios aborrece y que hace daño al testimonio y las relaciones personales. Si alguien quiere profundizar en las sutilezas de la hipocresía, ahí está Mateo 23. Todo un tratado/denuncia de Jesús sobre las formas piadosas que esta puede adoptar.

  1. La levadura de Herodes (la mundanalidad).

Marcos ya nos ha presentado a Herodes (Mr 6:14-29). Un hombre mundano, malvado, que no dudó en encarcelar y matar a Juan el Bautista porque le predicaba la Palabra. Pero eso no quería decir que no fuera religioso. De hecho, la dinastía de Herodes había construido el templo de Jerusalén, y siempre que la oportunidad lo aconsejaba, mostraba un gran respeto por la religión de Israel. Al mismo tiempo, su política era «helenizar» a la nación. De ahí que identifiquemos esta levadura como una advertencia contra la mundanalidad (1ª Jn 2:15-17). 

Observemos este comportamiento: No tenían escrúpulos en adoptar las costumbres del mundo grecorromano sin importar las implicaciones morales o espirituales que pudiesen tener algunas de las prácticas, y después participar fervientemente en los cultos del Templo. Actualizando el lenguaje, diríamos que eran cristianos de fin de semana, de domingo. El resto del tiempo casi no se distinguen de las demás personas. Si algo semejante ocurre en nuestra vida, entonces “háztelo mirar” eso no es normal. No es la clase de relación que Dios quiere tener contigo.

  1. La levadura de los saduceos (el liberalismo/modernismo en la iglesia).

Desgraciadamente no tenemos mucha información acerca de las creencias y prácticas de los saduceos. Pero si la suficiente para hacernos una idea de como aplicar la advertencia de Jesús¹

Como reacción a las tradiciones de los fariseos, ellos solamente aceptaban como normativos los libros de Moisés. Esto, que en principio podía parecer bueno les llevó a negar la doctrina de la resurrección (Dn 12:2). Pero no solamente la resurrección, también la existencia del alma, y de los ángeles, y de los demonios (Hch 23:8) (Mt 22:31-32). Además tenían una visión existencialista de la vida. Negaban la intervención de Dios en la vida diaria de una persona, utilizando un termino moderno diríamos que eran “deístas”². Los premios y las recompensas de parte de Dios se recibían aquí. Mira lo que dice Jesús de ellos (Mt 22:29) “Erráis, ignorando las Escrituras y el Poder de Dios.” ¿Nos suenan estas cosas?

Todo esto está en la esencia de lo que hoy se llama el liberalismo y modernismo teológico. Una corriente de pensamiento que surge en Alemania a inicios del S. XIX³ y que entendía la necesidad de “modernizar” el cristianismo a la luz de la razón y la ciencia: Se niega la inspiración e inerrancia de la Biblia (la Biblia debe ser tratada como cualquier libro de literatura clásico), se cuestiona la autoría de los distintos libros de la Biblia (son composiciones literarias), en muchos casos se niega la caída del hombre, los relatos bíblicos (son mitos), el nacimiento virginal de Cristo, los milagros, se cuestiona la Divinidad de Jesús, la resurrección literal, la Trinidad… incluso el concepto mismo de Dios y otras muchas cosas (la propiciación, la salvación, el infierno, el regreso de Cristo).

Aunque en un primer momento el Catolicismo Romano lo rechazó con fuerza, a día de hoy sus teólogos más importantes beben de esta agua (incluyendo al obispo de Roma). Igual ocurre con las confesiones protestantes y sus principales centros de enseñanza, y lo que es más triste, está entrando de forma cada vez más evidente en círculos evangélicos que hasta ahora se tenían por conservadores. 

Cuidado, porque esta levadura entra de forma suave, imperceptible, a veces de mano de creyentes bien intencionados, otras veces por publicaciones que nos dan confianza, y terminan por impregnar y condicionar la doctrina y la ética cristiana. 

Tres levaduras, tres fermentos, de los cuales el Señor nos manda cuidarnos: 1. La hipocresía y la mala doctrina de los fariseos, 2. La mundanalidad de los herodianos, y 3. El modernismo teológico representado por los saduceos. Todas son igual de importantes e igual de dañinas.

NOTAS

1 Resumen de las creencias religiosas saduceas:

¹Se atenían únicamente a la ley escrita, nos referimos a la Torah, los cinco primeros libros, y rechazaron las tradiciones de los fariseos. En otras palabras, los saduceos creían que la Palabra de Dios, la Torah, era el centro de la autoridad religiosa. Los fariseos, por el contrario, creían que tan obligatoria como era la ley misma lo eran la supuesta tradición oral de las enseñanzas de Moisés y las reglas de la ley hechas por los escribas a través de los años.

²Una segunda creencia distintiva de los saduceos era su negación de la resurrección del cuerpo, la inmortalidad personal y la retribución en la vida futura, afirmando que el alma muere juntamente con el cuerpo. Su negación de la inmortalidad y de la resurrección se basaba, según ellos, en el hecho de que la Ley de Moisés no contiene textos explícitos acerca de estas doctrinas. Los saduceos no tenían en cuenta la creencia de los patriarcas en el más allá ni en la morada de los muertos (Mat 22:23; Mar 12:18; Luc 20:27; Hech 23:8; comparar Hech 4:1-2).

³Los saduceos negaron la existencia de los ángeles y de los espíritus (Hech 23:8). Un número de factores pudo haber sido responsable de esto: su indiferencia general hacia la religión, su disposición racionalista y las extravagancias exageradas de la angelología y demonología de los fariseos.

⁴Los saduceos se diferenciaban tanto de los fariseos como de los esenios acerca del asunto de la predestinación y del libre albedrío de la voluntad humana. Enseñaban que sufrimos las consecuencias directas de nuestros actos, buenos o malos, y que aparte de esto Dios no se ocupa de nuestra conducta. Ellos desechaban todas las ideas de interposición divina en el gobierno del mundo. Es indudable que empezaron negando lo que no estuviera expresamente revelado en la letra de la Escritura. Después, influenciados por las concepciones helenísticas, acabaron por asumir la filosofía de Aristóteles, descartando toda doctrina que no pudiera ser demostrada racionalmente.

2 Deísmo: (lat. Deus) Doctrina que reconoce la existencia de Dios como causa primera impersonal del mundo, el cual luego se desarrolla con arreglo a sus propias leyes. El fundador del deísmo fue H. Cherbury, filósofo inglés del siglo XVII.