08 Un hombre que tenía espíritu inmundo

sinagoga

Un hombre que tenía espíritu inmundo

(Mr 1:21-28).

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El gran ministerio en Galilea (Mr 1:14 -9:50).

Capernaum era una importante ciudad de Galilea. Situada a orillas de dicho lago, estaba en la ruta de las caravanas hacia Damasco. Tenía una aduana (Mr 2:14), una guarnición romana (Mt 8:5-13), y era también residencia de altos funcionarios de Herodes (Jn 6:46). Su población era mayoritariamente judía y tenía al menos una sinagoga cuyos restos aún se conservan.

El nombre de Jesús se extiende por toda Galilea

(Mr. 1:21-45).

Introducción.

Posiblemente sean dos los temas que Marcos quiere destacar en esta nueva porción que bajo el título “El nombre de Jesús se extiende por Galilea” vamos a estudiar: 

La fama de Jesús. Como su buen nombre se extendió rápidamente por toda Galilea y alrededores, de tal manera que la gente se agolpaba donde quiera que iba (1:28) (1:45). Todos pudieron percibir que alguien verdaderamente diferente estaba entre ellos.

La Autoridad de Jesús. Está presente en la forma de enseñar, en su trato con los demonios, con la enfermedad, etc. Esto es importante porque daba pistas sobre quién era realmente. No es que era diferente, es que era el Mesías prometido.

Su autoridad sobre la Palabra (Mr 1:21-22).

(Mr 1:21) “Y entraron en Capernaum; y los días de reposo, entrando en la sinagoga, enseñaba.”

“Y entraron en Capernaum;…”  Es decir, Jesús seguido de los cuatro pescadores que se mencionan en la escena anterior.

Capernaum era una ciudad importante de Galilea. Situada  a orillas de dicho lago, estaba en la ruta de las caravanas hacia Damasco. Tenía una aduana (Mr 2:14) una guarnición romana (Mt 8:5-13), y era también residencia de altos funcionarios de Herodes (Jn 6:46). Su población era mayoritariamente judía y tenía al menos una sinagoga cuyos restos aún se conservan.

Que Jesús entrara en esta ciudad no fue accidental. Esta ciudad era su nueva residencia después que los habitantes de Nazaret, el lugar donde se crió y donde vivía su familia, le rechazarán al oír su predicación y además intentaran matarle (Lc 4:16; 28-30) (Mt.4:13).

También parece que era el hogar de Simón y de Andrés, que aunque originales de Betsaida se habían trasladado allí. En una de las consultas leía que Capernaum estaba cerca de la desembocadura del Jordán y de otros afluentes. El arrastre de diferentes materias vegetales y orgánicas proporcionaba una fuente de alimento para los peces, de ahí que fuese una zona adecuada para los pescadores. 

“…y los días de reposo, entrando en la sinagoga, enseñaba.” Tres cosas destacamos aquí: 

La expresión los días de reposo” hace referencia al sábado. Este era un día de descanso ordenado por Dios desde el origen mismo del pueblo de Israel. Un tiempo para buscar al Señor y el cual los maestros judíos habían saturado de instrucciones. El valor y significado que Jesús dio a este día será una de los motivos de constante enfrentamiento con los líderes judíos. 

La sinagoga eran los lugares donde los judíos acudían para leer la Palabra de Dios, orar y escuchar instrucción sobre ella. Tuvieron su origen unos 400 años atrás, cuando el pueblo estaba en el exilio de Babilonia, y no podían reconstruir el Templo de Jerusalén.

El interés del Señor por ir a la sinagoga no apareció “de repente”, cuando empezó a predicar, sino que este reunirse era algo habitual desde su tierna juventud. ¿Qué lugar mejor para acudir sino donde se leía la Palabra de Dios y podía encontrarse con personas piadosas? Qué en la sinagoga había mucha gente religiosa, sin verdadero temor de Dios. Posiblemente. Qué la interpretación de la Palabra generalmente estaba vacía. Probablemente. Aún así Jesús valoraba este tiempo de encuentro con la lectura de la Palabra, y más ahora que empezaba su ministerio público. ¡Qué contraste con el comportamiento de algunos cristianos! ¡Con qué facilidad encontramos excusas para no congregarnos y dejamos de oír la Palabra de Dios!

Enseñaba. Bien porque el Señor lo pidiese, bien porque se lo ofrecieran, el caso es que después de la lectura bíblica del día, Jesús tomaba un tiempo para explicarla.

(Mr 1:22) «Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.» escribas2

«Y se admiraban de su doctrina;…” Esto se podría traducir “se quedaban mudos de asombro”, “impactados por su palabra” Pero ¿por qué? ¿Porque los embelesaba con palabras agradables? ¿Hablaba lo que querían oír? No. La respuesta está a continuación:

“porque les enseñaba como quien tiene autoridad”. Esto de “autoridad” no significa que era muy enfático al hablar, que imponía su criterio al auditorio o algo parecido. La clave está en la frase siguiente: “…y no como los escribas.» 

Al contrario que los escribas o maestros de la Ley, que en su predicación repetían lo que sus predecesores o rabíes habían dicho y no se atrevían a más, que se perdían en minucias y detalles que no tenían mayor interés para los oyentes, nuestro Señor no necesitaba apelar a ninguna autoridad para explicar el verdadero sentido del texto, relacionarlo con la esperanza en el Mesías y aplicarlo a las necesidades de sus oyentes.  

Como nos recuerda el Apóstol Pedro, Él era el autor de la profecía. Prestemos atención a como se llama en la siguiente cita al Espíritu Santo, Él inspiró a los profetas antiguos:

(1 P 1:10-11) “Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.”

Su autoridad sobre los espíritus inmundos (Mr 1:23-28).

(Mr 1:23) «Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces,»

De repente, algo sucede que trastorna toda la escena. Un pobre hombre, poseído por un demonio, comienza a dar grandes voces atrayendo la atención de todos.

La posesión demoníaca es una forma extrema de control por parte del diablo de los seres humanos. El espíritu toma posesión de ella y anula la voluntad. No es la más frecuente, pero ocurre y es una posibilidad que no podemos ignorar. 

De ahí la necesidad de hacer una advertencia. Todo este mundo “de lo oculto” no es un mundo inofensivo lleno de emoción y entretenimiento como algunos lo presentan, ni una manera alternativa de encontrar respuestas. Hablamos de la adivinación, el espiritismo en sus diversas formas (los médium, la guija,…), la astrología, las cartas, el satanismo, la brujería y mucho más. De ahí que, desde el principio, Dios quisiera proteger a su pueblo de estas prácticas destructivas (Dt 18:9-11). Además tenemos el consejo del sabio Salomón, “No puedes pretender jugar con fuego y pensar que nunca te quemarás”, es decir que las consecuencias no te van a alcanzar (Pr 6:27-28).

Esta expresión espíritu inmundo nos recuerda que, aunque en ocasiones el Diablo y los demonios puedan disfrazarse de luz, su origen es oscuro y su naturaleza es perversa, y por tanto totalmente ajeno a Dios. Su propósito es sembrar confusión, mantener en oscuridad, y en ultima instancia esclavizar, matar y destruir.

La “buena teología” del Diablo” 

Las palabras que gritaba este demonio están recogidas en el siguiente verso:

(Mr 1:24) «diciendo: ¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios.»

Este versículo es un buen ejemplo de como el Diablo y sus servidores también pueden tener “buena teología”, y de como eso ni le hace mejor ni cambia sus malos propósitos. Nunca debemos fiarnos de él, nunca hay que bajar la guardia. Miren las cosas que dice: 

Que Jesús ha venido para deshacer las obras del Diablo, “¿Has venido a destruirnos?. Expresaba un conocimiento de la obra de Jesús que las gentes de Capernaum no tenían.

Hay en sus palabras un reconocimiento implícito de la humanidad y origen divino de Jesús, le llama tanto “Jesús de Nazaret” como “el Santo de Dios” (Lc 1:35).

Hermanos, hay que ser prudentes. No debemos ser ingenuos para aceptar como buena cualquier enseñanza novedosa solo porque alguien utilice algún texto bíblico. No podemos dar crédito a una persona por el hecho de que usa la Biblia. Satanás es experto en torcer y sembrar confusión. Hemos de aprender a examinar las cosas a la luz de la Palabra y a ejercitarnos en el discernimiento espiritual (Hch 17:10-11) (1 Co 14:20) (1 Ts 5:21) (1º Jn 4:1) (Ap 2:2). 

(Hch 17:11) “…escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.” (1º Jn 4:1) “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.”

Como era de esperar, a pesar de la “buena teología”, la intención de este servidor del maligno es perversa. Oponerse o estorbar la Obra de Jesús. ¿Pero cómo? Lo más probable es que tuviese al menos una de estas dos intenciones, quizás las dos a la vez: 

1. Vincularse con Jesús, o al menos que la gente lo relacionara con Él. Crear confusión es una de las armas favoritas del enemigo.

“¿Qué tienes con nosotros?” tiene el sentido de “¿Por qué te mentes con nosotros? ¿Qué te hemos hecho?” De alguna manera está insinuando que destruirlos, en el sentido de expulsarlos y dejarlos sin poder, sería un tremendo error. Que en realidad ellos podían ser buenos portavoces y decir a la gente quien era Jesús realmente: “Sé quién eres, el Santo de Dios.»

2. Incitar a la gente a que le aclamase como Mesías, pero no como el Mesías bíblico, que vino a dar su vida en rescate por muchos, sino como el Mesías que enseñaba la tradición, el guerrero antiimperialista, y evitar así la Obra de la cruz.

Esto explicaría el por qué en ninguna ocasión, el Señor permitió que los demonios dieran testimonio de Él. Nunca acepto “un favor” del maligno (Mr 1:34) (Mr 3:11-12).

El desenlace de este encuentro.

(Mr 1:25-26) “Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él.”

El desenlace de este encuentro con las fuerzas del mal es inmediato: A Jesús no le hizo falta múltiples encuentros con este demonio, ni una maleta llena de rezos, formulas y abalorios como velas, crucifijos, alguna Biblia, agua “bendita” etc. para expulsarlo. Todo fue mucho más sencillo y efectivo. 

Primero lo mandó callar, a continuación le ordena dejar en paz a aquel pobre hombre. Y a su voz, aunque con desagrado, el demonio salió de inmediato.

No olvidemos que cada confrontación entre el Señor y las fuerzas del mal son un anticipo de su triunfo final sobre Satanás y sus agentes. Un ejemplo de como Dios devuelve al hombre la libertad que Satanás le había arrebatado.

La reacción de la gente.

(Mr 1:27) “Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen? 

¡Asombro sobre asombro! Al que ya tenían por la forma en que Jesús predicó, ahora se añade el asombro por su autoridad ante los demonios. Nunca habían oído una predicación así, que además fuese respaldada por una señal tan asombrosa. Nada que ver ni con los escribas, ni con los exorcistas ambulantes y milagreros que se ganaban la vida en aquellas tierras.

La pregunta que se hacían entre ellos “¿Qué nueva doctrina es esta,..?” es interesante. Como se ha explicado en alguna ocasión el adjetivo “nueva” usado aquí para la doctrina de Jesús, no es neos, que significa algo diferente en cuanto al contenido, desconocido, sino koine, es decir, que la novedad estaba en la forma y no en el contenido. ¿Por qué es interesante este detalle? Porque nos recuerda que Jesús no estaba “inventando nada”, sino que su predicación y su enseñanza consistían en explicar y dar el verdadero sentido a lo que Dios ya había dicho desde la antigüedad. 

“¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta,…?” estas eran las preguntas que debatía la gente aquella tarde en la sinagoga. Digamos que las preguntas son lógicas y oportunas. Sin embargo, como dice uno de los expositores consultados, fallaron al comprender qué había sucedido en la sinagoga aquel sábado.  ¿Por qué? Porque nadie reparó en considerar quién era realmente Jesús. ¿Qué actitud debían tener hacia Él?

Nuestro Señor no quiere gente que se quede asombrada con la predicación del Evangelio, “¡que bonito!” “me gustó lo que dijo”, ni tampoco cristianos que se marchan satisfechos después de escuchar la Palabra el domingo en la mañana, “el sermón de hoy fue interesante” “el predicador estuvo realmente bien” sino gente, y cristianos, que se dejen transformar por Jesús y Su Palabra.

(Mr 1:28) “Y muy pronto se difundió su fama por toda la provincia alrededor de Galilea.”

Otra vez la fama, el buen nombre de Jesús, vuelve a aparecer. Estos acontecimientos de la sinagoga rápidamente se extendieron no solo por la ciudad y aldeas cercanas, sino por todo el territorio de Galilea y más allá. Todos escucharon que alguien diferente y verdaderamente especial estaba entre ellos.

 

Natanael Leon