61 LA PURIFICACIÓN DEL TEMPLO


LA PURIFICACIÓN DEL TEMPLO

(Mar 11:15-19)

Introducción.

Como hicimos ver en nuestro estudio anterior estamos en lunes, “al día siguiente” de lo que fue la entrada triunfal en Jerusalén. De todas las cosas que pudieron suceder ese día, Marcos recoge dos: 1. La maldición de la higuera. 2. La purificación del Templo. Este último es el relato que nos corresponde ahora.

Dos veces realiza Jesús la purificación del templo ¿lo recuerdan? La primera al comienzo de su ministerio (Jn 2:12-22), la segunda esta, al final, días antes de la crucificción. Esta ocasión también la relatan Mateo y Lucas.

La primera vez Jesús era casi un desconocido en Jerusalén y los judíos le enfrentaron por lo que había hecho (Jn 2:18). En esta segunda Jesús acaba de entrar a Jerusalén en loor de multitudes, y los judios, por miedo, no se atreven a pedirle explicaciones inmediatas (Mr 11:18,19; 27-28).

Qué fruto hubo de la primera acción. Ninguno. En poco tiempo volvieron a las mismas prácticas. Solo sirvió para señalar a Jesús como “persona no grata” en Jerusalén. Cuanto más creció su fama, más hostiles eran los líderes religiosos.

Qué fruto hubo en esta segunda ocasión. Ninguno. Pronto volverian a sus prácticas corruptas. A pesar de la predicación de Juan el bautista, a pesar del ministerio y las señales de Jesús, no hay arrepentimiento, no hay cambios reales. Eran como una higuera frondosa sin fruto. La acción de Jesús pondrá en evidencia la necesidad de poner fin al sistema cúltico alrededor del templo, anticipa el juicio sobre la nación.  

Jesús entra en el templo.

(Mr 11:15-16) “Vinieron, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y no consentía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno.”

“Entrando Jesús en el templo”.  En general los comentaristas coinciden en señalar que es la primera acción que Jesús realiza como Rey en Jerusalén. En vez de ir al palacio de Herodes o de Pilato, se dirige al Templo. A la casa de Su Padre. Una acción que sumada a la primera limpieza anticipan la profecía de Malaquias 3:1 “Y vendrá subitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscais,…”. (Mal 3:3-5) Pero, antes de continuar, unas preguntas:

¿Cómo era el templo? ¿Lo conocen? Edificado sobre uno de los cuatro montes que tiene la ciudad, el monte Moriah, tenía una superficie aproximada 500 x 300 metros¹. La cifra varía según la fuente. Estaba construido sobre diferentes terrazas o niveles, con lo cual el conjunto del Templo iba ganando altura según nos adentramos en él. Primero el gran atrio o patio de los gentiles, después el atrio de las mujeres, el atrio de Israel, el patio de los sacerdotes, hasta que finalmente en la terraza mas alta tenemos el Santuario propiamente dicho, un edificio alto y rectangular de unos 50 metros de altura, recubierto de mármol blanco, con abundantes adornos de oro y donde estaban el lugar Santo y el lugar Santísimo – el lugar más importante del Templo-. Imaginen el brillo del lugar a causa de la luz del sol. Imaginen la belleza y como debía de verse desde la distancia.²

La escena que viene a continuación transcurre en el llamado patio de los gentiles, la gran explanada que rodeaba el santuario propiamente dicho. De hecho el evangelista Marcos usa aquí la palabra Jieron³ un término más general.

¿Qué pasaba en este recinto? ¿Por qué este más que evidente enfado de Jesús? Para hacernos una idea de la intensidad del momento, decir que el verbo echar es el mismo que en otras ocasiones se usa para expulsar demonios. 

De entrada aquello parecía más un mercado que un lugar donde acercarse a Dios. Particularmente en este fecha, la Pascua, estaba lleno de mercaderes ofreciendo sus animales, cambistas que negociaban con monedas y puestos con artículos para los sacrificios. Cientos de personas llegadas en peregrinación de un lado para otro, comprando y gritando. Hasta que los principales sacerdotes decidieron el traslado estas cosas se habían hecho en el monte de los Olivos, fuera del recinto del Templo.

Pero esto era solo una parte del problema. Por otro estaban los abusos que los mercaderes y cambistas hacían con el consentimiento de las autoridades: 

Los adoradores tenían que ofrecer sacrificios de animales en el templo. Cualquier animal no servia, debía cumplir con ciertos requisitos y obtener el visto bueno del templo. Teóricamente tenias dos opciones, traer tu propio animal o comprarlo en Jerusalén. Para muchos lo último era lo más práctico. Y es aquí donde estaba el negocio. Estos puestos oficiales vendían los animales a un precio superior al normal, incluso las palomas, el sacrificio del pobre y que tan necesarias eran, tenían un precio abusivo. A cambio tenias garantía de que cumplías con todos los requisitos. Si traías tu propio animal nadie garantizaba que superase el examen.

Por otro lado estaba la obligación de pagar el impuesto del templo, un pago que se hacía en una determinada moneda y no otra. En consecuencia el peregrino debía cambiar sus monedas por la moneda oficial. Y en ese momento la ganancia del cambista se convertía en un verdadero abuso.

Jesús indignado: Ahora si estamos en condiciones de entender la indignación del Señor y que expulsara sin miramientos a compradores y vendedores del templo, que echara por tierra las mesas de los cambistas junto con sus monedas, y que se ocupara de los vendedores de palomas. Incluso que se enfrentara a aquellos que pasaban por este patio portando cosas que nada tenían que ver con el culto, de un extremo a otro de la ciudad, como si el lugar y su propósito no fueran importantes. De ahí la frase “y no consentía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno”. 

Jesús honró aquel Lugar: No sabemos cuanto tiempo estuvo Jesús en el templo ese día, ni cuanto tardó el lugar en volver a llenarse de mercaderes y de bullicio, porque este tipo de acciones si se quedan en lo exterior y no hay un cambio de corazón duran lo que duran, pero aquel día Jesús recibió a los pobres, a los enfermos allí mismo y se predicó la Palabra de Dios en los atrios del Templo. (Mt 21:14). Dice el siguiente verso “y les enseñaba” (Mr 11:17 ).⁴

Importante aplicación, los cambios, las resoluciones que tomamos, si solo quedan en lo exterior, si no dejamos que Dios quebrante el corazón, duran lo que duran. Duran el tiempo que duren las buenas intenciones, el deseo de agradar a alguien, el alcanzar una meta. Si las circunstancias te llevan a entender la necesidad de un cambio radical en nuestras vidas, no te conformes con lo exterior. Entiende que son oportunidades para dejarnos quebrantar por Dios, que Su Obra empiece desde dentro. 

El propósito del Templo y su degradación.

(Mr 11:17) Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Más vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.”

Un verso importante porque es el Señor mismo quien explica los motivos de su acción. Aquel lugar, que debería ser considerado “un lugar de encuentro con Dios”, se había convertido en un refugio de ladrones. Y lo peor, los ladrones no eran solo los comerciantes, sino también las familias sacerdotales mas influyentes. Ellas autorizaban los negocios y se beneficiaban de la extorsión. ¿Saben cómo eran conocidos estos negocios en el patio del templo? Los bazares de Anás, en referencia a la familia del sumo sacerdote⁵

La referencia al templo como casa de oración con vocación universal está tomada del profeta Isaías. Un texto hermoso que merece la pena leerse (Is 56:3,7). Desconozco si la intención original al señalar en el templo un área para los gentiles pretendía de alguna manera cumplir la profecía, pero lo cierto es que con este comportamiento despreciaban esa vocación de ser luz para las naciones. 

Por otro lado, la referencia al Templo como refugio de ladrones está tomada del profeta Jeremías, otro texto muy interesante (Jer 7:9-11). Trata de personas que hacían un uso supersticioso del Templo. Como participaban del culto en el templo se sentían seguros, el castigo por la mala vida y sus tropelías no les alcanzaría. Dios lo pasaría por alto. Pero se equivocaban. 

Si la maldición de la higuera es un alegato contra un cristianismo de apariencias, este relato habla contra aquellos que usan el evangelio para beneficio propio y extorsionan a las almas necesitadas. Contra los que se escudan en la religión para hacer el mal. Escribía un expositor bíblico:

“¡Cuánto celo y cuidado debería haber hoy también para que la obra del señor no parezca ni se transforme en un negocio! Hoy existen cultos dirigidos por hombres que ministran no por vocación divina sino por anhelo de buenas ganancias, pues aman más el dinero que la Obra del Señor. Debería haber celo para que el culto se mantenga por medios espirituales, no mundanos. Celo por que no se busque ni se utilice a la iglesia con fines políticos y mundanos.”⁶

La reacción de escribas y sacerdotes.

(Mr 11:18) “Y lo oyeron los escribas y los principales sacerdotes, y buscaban cómo matarle; porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba admirado de su doctrina.”

Los escribas, que eran maestros de la ley y en su mayoría eran fariseos, y los sacerdotes principales, junto con los representantes de las principales familias de Israel, los ancianos, formaban el llamado sanedrín. El máximo órgano de gobierno autónomo permitido por Roma. Ellos no percibieron la limpieza del templo como una oportunidad para el arrepentimiento sino como una amenaza a su poder. De ahí el deseo de acabar con Jesús. Lo único que les frenaba era el miedo al pueblo, y buscaban ansiosamente una oportunidad.

(Mr 11:19) “Pero al llegar la noche, Jesús salió de la ciudad.”

Es lo mismo que hizo el domingo por la noche. Aparte de que la ciudad debía estar repleta de peregrinos, el Señor no quería dar oportunidad antes de tiempo a sus enemigos. No rehúye la posibilidad de su muerte, se está preparando para el momento oportuno, Él era el cordero de Dios, y su momento la Pascua. 

Suponemos que de nuevo regresó a Betania, a la casa de su amigo Lázaro o de Simón el leproso.

“Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones”

Un último punto antes de terminar. Entre tanto la profecía de Isaías 56 tiene cumplimiento final, y pensamos en la manifestación de Cristo desde Jerusalén al final de los tiempos, Dios ha dado esta vocación “casa de oración para todas las naciones” a Su Iglesia. Un pueblo donde tienen cabida todas las personas que reciben el Evangelio y creen en Jesús, sin importar el linaje, la raza o la lengua. Un nuevo pueblo que adora y anuncia las virtudes de Dios y del Señor Jesucristo. 

Que no nos pase como a los judíos, que no olvidemos ni distorsionemos nuestro llamado (1ª Pedro 2:9-10).

Notas.

¹Mark L. Strauss. Comentario Exegético-práctico del Nuevo Testamento. Pág. 524. Editorial Andamio.

²Alfred Edersheim. El Templo, su ministerio y servicios en tiempo de Cristo. Pág. 46 y ss. Editorial Clie.

³En griego se distinguen dos palabras para hablar de templo. Jieron, un lugar sagrado, templo. En el caso del templo de Jerusalén todo el edificio con sus recintos o alguna parte del mismo. Naos,  el santuario interior. El lugar donde estaba la divinidad. Entre los judíos, el Santuario propiamente dicho, el lugar donde sólo podían entrar los sacerdotes, incluyendo el Lugar Santísimo (Ver Diccionario Expositivo Vine de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento. Editorial Caribe. Pág 879-880).

⁴Imperfecto durativo. Ver R.C.H. Lenski. Evangelio Según San Marcos. Un comentario al nuevo testamento. Pág. 421. Publicaciones el Escudo. México. 1962.

⁵William Barclay. Comentario al Nuevo Testamento. Pág 160. Editorial Clie

Asdrúbal ríos. Comentario Bíblico del Continente Nuevo. San Mateo. Pág. 240.  Editorial Unilit.