6. EL SERMÓN PROFÉTICO DE JESÚS. La abominación desoladora y la gran tribulación (2).

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El Sermón Profético de Jesús.

La abominación desoladora y la gran tribulación (2).

Marcos 13: 14-23.

Como introducción a esta segunda parte de «La abominación desoladora y la gran tribulación», recordamos las divisiones propuestas para el Sermón Profético:

  1. Advertencias Generales (13:5-13). Jesús advierte de las cosas que van a caracterizar este mundo durante el periodo de su ausencia, es decir, hasta que Él venga.
  2. La abominación desoladora y la gran tribulación (13:14-23). Esta es la señal concreta que marca el comienzo del fin de esta era. El conflicto final en torno a Jerusalén y la gran tribulación, tienen su causa en la abominación desoladora.
  3. Su Regreso con Gran Poder y Gloria (13:24-27). Es el hecho que continúa a la abominación desoladora y la gran tribulación. Nada que ver con el arrebatamiento de la iglesia, ese no es aquí el tema. Si superponemos los acontecimientos relacionados con la iglesia a este discurso, diríamos que el arrebatamiento es el acontecimiento que permite la manifestación del anticristo y con ello la abominación desoladora. Y que la Iglesia vendrá con Jesús cuando regrese con Gran  Poder y Gloria.
  4. Parábolas sobre el fin (13:28-37).

Por último, y antes de retomar la exposición, volver a señalar que estamos ante una profecía de doble cumplimiento.Tenemos en perspectiva en primer lugar, un conflicto inminente en torno a Jerusalén que destruirá la ciudad y el templo, pero que no propiciará Su regreso con gran Poder y Gloria, el final de la era, ni el comienzo del Reino en los términos prometidos por los profetas. Y un segundo conflicto en torno a Jerusalén, un conflicto escatológico que sí traerá ese final, Su retorno y el comienzo del Reino de Cristo. La exposición, sin olvidar la destrucción de Jerusalén en el año 70, se centra en el aspecto escatológico.

La abominación desoladora (Mr 13:14-23).

A continuación veremos (1) La huída. La orden de Jesús de escapar de Judea y Jerusalén. (2) el anuncio de una tribulación como nunca conoció ni conocerá el pueblo de Israel, (3) y la advertencia contra la presión del engaño religioso que vivirá el mundo, y en este caso, el pueblo judío en esos momentos.

(1) La huída (13:14b-18).

De nuevo, la primera idea que resaltamos es la preocupación de Jesús por los suyos. Es más, quiere evitar el mal de todos. Esto es importante: Los que le escuchen se salvarán, los que rechacen Su Palabra perecerán.

¿Cuál es Su exhortación? Cuando la abominación se manifieste, huyan inmediatamente. Interesante las escenas que Jesús usa para ilustrar la urgencia:

“Los que estén en Judea huyan a los montes.” (13:14b). Si este mal te sorprende lejos de Jerusalén, no pienses en acudir a ella. Allí sólo encontrarás muerte y destrucción. Vete a los montes. Los montes representan aquí un lugar seguro.

“El que esté en la azotea, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa;” (13:15). Ahora se refiere al habitante de Jerusalén. La figura es una casa típica de la época, con una azotea transitable, donde se hacía parte de la vida diaria, y con escalera en el exterior. Tal como estás, déjalo todo, baja y sin entrar en la casa para aprovisionarse, huye.

“Y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa.” (13:16). Ahora la imagen puede ser de un labrador que está trabajando en un huerto en los alrededores de Jerusalén. Su ropa es de trabajo, por tanto la capa, que es un manto que sirve de abrigo y de manta durante la noche, está en casa. ¿Qué menos que recuperar la capa para iniciar un viaje así? El Señor apremia y dice, ¡No! Renuncia a ello si en verdad quieres salvar tu vida. Entrar en Jerusalén significa la muerte segura.

Hay expositores bíblicos que “visten” esta escena resaltando la provisión divina para aquellos que obedecen. No importa lo que dejes atrás, Dios cuidaría de ellos. Pero ¿cómo? Hay dos textos bíblicos, incluso tres, que parecen indicar que Dios cuidará en el desierto de este remanente del pueblo que huye del anticristo:

– Daniel 11:41. Muchos expositores, tanto de tendencia amilenial como dispensacional, ven en esta sección (11:36-45) una referencia al anticristo en los últimos tiempos. Y es que la figura aquí descrita desborda a Antíoco Epífanes o cualquier otro personaje posterior. Llama la atención que en el verso 11 se habla de un territorio desértico y rocoso en la transjordania y al sur de Judea, que es librado del control de este personaje.

Escribe G. Hamilton: “Es difícil resistirse a la idea de que estos sean el lugar de provisión donde Dios guarde al remanente de Israel mientras el anticristo hace de Jerusalén su base de operaciones y persigue a los judíos.”11.

– Apocalipsis 12:5,6. Esta porción (12:1-6) habla de Israel y la terrible persecución a la que será sometido en el final de los tiempos por el anticristo y sus servidores. Pero también da a entender que habrá un lugar de refugio donde de alguna forma Dios cuidará de ellos, y se añade “por mil doscientos sesenta días”, es decir 3 ½ años.

– Oseas 2:14. “Pero he aquí que yo la atraeré al desierto, y hablaré a su corazón.” El contexto es la restauración de una relación perdida. ¿Será este, la huída al desierto, el momento al que se refieren estas palabras?

Como ilustración se suele acudir a culturas o pueblos que fueron capaces de sobrevivir de forma admirable en estos lugares, y que han dejado su huellas en los lugares más inhóspitos. Véase Petra, en el territorio de lo que un día fue Edom.

Antes de seguir adelante, me gustaría parar para hacer una superposición de estas palabras a la condición presente del ser humano.

En este caso tomamos como ilustración lo ocurrido en el año 70 cuando los ejércitos romanos se aproximaban a Jerusalén. ¿Cuál era la orden de Jesús? huyan para salvar la vida. Pero…, dirían muchos ¿Qué mejor abrigo que una ciudad fortificada como Jerusalén, con diferentes líneas de muralla, con fortificaciones interiores? Si había un espacio seguro para enfrentar al enemigo era Jerusalén. Pero hay un problema, es una ciudad juzgada por Dios. De nada serviría entonces su hermosura, su fortaleza, ni el empeño de sus defensores. De hecho, los que escucharon las palabras de Jesús vivieron. Los que la despreciaron murieron.

Esto ilustra la respuesta que muchas personas dan al Evangelio (la buena noticia de Dios para el hombre). Dios les dice, huyan de las religiones y de sus promesa de paz, no busquen refugio en los gurús, en aquellos que creen poder solucionar tu vida con buenos consejos y palabras. Huye de la filosofía hedonista, materialista o espiritualista que domina este mundo, de la falsedad del ateísmo. Deja atrás todo esto, aunque lo ames, y ven a Jesús. Solo en Él hay perdón, solo en Él el ser humano puede volver a la comunión con Dios, experimentar la vida de Dios (2ª Co 6:17,18) (1ª Co 1:18).

Pero como antaño, la respuesta es “buscar la ciudad fortificada”, la sofisticación y las elaboraciones de este mundo. Y con ello el desastre para sus vidas, porque cuando llegue el momento de rendir cuentas ante el creador nadie escapará.

Otro punto que llama la atención en la profecía es el dolor que produce en Jesús el sufrimiento de los más débiles, en este caso personificados en las embarazadas y los lactantes:

(Mr 13:17) “Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!”

Y es de este dolor, de esta preocupación por los suyos y por los débiles, que surgen las palabras del siguiente verso : (Mr 13:18) “Orad, pues, que vuestra huída no sea en invierno;”.

Por la historia sabemos que el sitio de Jerusalén por los romanos sucedió en primavera. Aquellos que al ver como los ejércitos imperiales se acercaban a Judea y Jerusalén huyeron, a pesar del drama que significaba huir encontraron un tiempo benévolo, ni el frío intenso del invierno, ni el calor sofocante del verano.

Pero antes de pasar al siguiente punto, donde el Señor explica las razones de este huir precipitado (La Gran Tribulación, 13:19-20), es necesario parar un momento en este verso (13:18), y fijarnos en un tema que pasa desapercibido: La oración. La importancia que el Señor da a la oración.

La oración como medio para enfrentar la dificultad.

“Orad, pues, que…” es un imperativo presente. Implica urgencia, en este caso necesidad. En medio del conflicto, Jesús insta a los suyos a orar y además con propósito.

Nos equivocamos si pensamos que estas palabras (presente profético) sólo tienen sentido para los creyentes que vivan este conflicto final. Nos equivocamos si no vemos la oración como la gran necesidad del creyente en todo tiempo y circunstancia. La oración es fundamental siempre, “Orad sin cesar.” (1ª Ts 5:17). Pero en medio del conflicto es además imprescindible. “¿Está alguno entre vosotros afligido? haga oración.

Tres razones que animan a persistir en la oración en medio del conflicto:

– Es a través de la oración, que el creyente puede experimentar la disposición y el coraje que solo la gracia de Dios puede comunicar (2ª Tim 1:7).

– Es por medio de la oración que el Señor nos permitirá sentir de forma más íntima e intensa Su presencia (Salmo 91:15).

– Los fríos del invierno, espiritualmente hablando, y que acompañan a situaciones de sufrimiento (como problemas espirituales, crisis, o depresiones anímicas), podrán ser superados mediante los recursos de la oración…. la oración será el modo de acceder al trono de la gracia para alcanzar los recursos necesarios que nos permitan sobrellevar la prueba (Mr 9:24) (Mr 15:34) (Hb 4:16).

Alguien escribió: “En la misma medida que la oración se reduce, así se limita también la vida cristiana victoriosa”. 12.

Volviendo al texto ¿Qué sucede con los judíos que queden en Jerusalén y alrededores? ¿Y con los que están esparcidos entre las naciones? Los versos siguientes explican la razón de esta huída urgente y qué sucederá con ellos.

(2) La Gran Tribulación (13:19-20).

(Mr 13:19,20) “Porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá. Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días.”

Serán objeto de un intento de exterminio por parte del anticristo, un intento sin comparación alguna en la historia. Pero vayamos por partes.

El término tribulación: La palabra griega que aparece aquí es thlipsis, del verbo thlibo, apretar, oprimir, aplastar, apretujar (Mr 3:9). Su significado básico es compresión, presión, y en Rv60 se traduce: aflicción (Mt 13:21) (Jn 16:33), angustia (Jn 16:21), persecución (Mr 13:19), tribulación (Mr 13:24).13.

Los contextos en los que se usa van desde una referencia al dolor de la mujer cuando va a dar a luz (Jn 16:21), al dolor de los huérfanos y viudas (Stg 1:27), la condición de los pobres (1ª Tim 5:10), preocupaciones de la vida matrimonial (1ª Cor 7:28), preocupaciones de la Obra (Fil 1:16) hasta las persecuciones sobre los creyentes (Mt 24:9) (Hch 11:19) (1ª Ts 3:3,4) y los juicios divinos sobre los malvados (Ro 2:9) (2ª Ts 1:6). Estos dos últimos usos son los que nos interesan.

Una distinción necesaria: En nuestro caso, es importante distinguir entre las tribulaciones presentes, es decir las persecuciones y conflictos que padecen los cristianos por causa de su fe a lo largo del tiempo (Jn 16:33) (Hch 14:22) (2ª Tim 3:12), y lo que llamaríamos la tribulación escatológica, que está relacionada con los hechos que sucederán al final de los tiempos, una vez que la iglesia haya sido arrebatada (1ª Tes 4:16,17). Marcos 13:19,20 está relacionado con este uso escatológico de tribulación.

La tribulación escatológica: Tiene que ver con ese periodo de siete años (Dn 9:27), antes del regreso de Jesús, donde Dios va a intervenir en la historia para juzgar la maldad del hombre (Is 2:12, 17, 20-22) (Is 13:6, 9-11) (Is 24:1-3, 5,6) (Sof 1:14-18) (Ap 3:10) y tratar con Israel a fin de que se conviertan al Mesías y prepararlos para entrar en Su Reino (Dt 4:30,31) (Jer 30:8-10).

Esta tribulación estará dividida en dos periodos de 3 ½ años, separados por la abominación desoladora o deificación del anticristo:

– En la primera mitad se suceden los juicios de los sellos sobre el mundo entero, guerra, hambre, muerte, terremoto, cataclismos (Ap 6:1-14)14., de tal forma que muere hasta ¼ parte de la humanidad (Ap 6:8), 2.000 millones a fecha de hoy.

Y aunque en lo político Israel, que todavía no reconoce a Jesús como el Mesías, tendrá paz debido a su pacto con el anticristo, todos aquellos que en cualquier parte del mundo confiesen a Jesús como el Mesías y Salvador del mundo van a ser perseguidos (Mt 24:9) (Mr 13:12,13) (Ap 6:9).15. ¡Siempre es bueno tener un chivo expiatorio a quien culpar de los males!

– Pero en la segunda mitad, después que el anticristo se haya “quitado la careta” y deificado, las cosas cambiarán. No solo porque hay una intensificación de la ira de Dios sobre el mundo (juicios de las trompetas y las copas), sino porque además de perseguir a todos lo que confiesen a Jesús como el Mesías (Ap 7:13-15) (Ap 13:7), el anticristo perseguirá de forma especialmente cruel al pueblo judío. ¿Por qué lo permite Dios? Para quebrantar el orgullo de la nación y que clamen a Jesús como el Salvador. Solo así estarán preparados para entrar en el Reino del Mesías (Zac 12:9,10) (Joel 2:28,29).

 

A esta segunda mitad de la tribulación muchos expositores la llaman “la Gran Tribulación”16. Nuestro texto (Mr 13:19,20) se refiere a esta parte de la tribulación.

La Gran Tribulación: Este tiempo de sufrimiento intenso, que produce la conversión del pueblo y que culmina con el retorno de Jesús en Gloria, está profetizado en Jeremías, en Daniel y anticipado por Juan en Apocalipsis:

1. “¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado.” (Jer 30:7).

El lenguaje nos resulta familiar, ¿verdad? Se habla de un tiempo de angustia sin comparación para Jacob, es decir para Israel. Y aunque esto sea adelantarnos, se dice “pero de ella será librado.” ¿Por qué es esto importante?

– Porque, aunque el contexto inmediato es la destrucción de Jerusalén por Babilonia (587-586 a.C.), apunta a un acontecimiento futuro. En aquella ocasión Israel no fue librado.

– Porque indica que no se cumplió durante el asedio a Jerusalén por los romanos (año 70 d.C.). Sencillamente Jacob (Israel) no fue librado.

Concluimos, Jesús, en el Sermón Profético, está hablando de un sufrimiento futuro sin comparación y del cual Sí será librado, y ello por la aparición del Mesías, nuestro Señor Jesucristo (Zac 14:1-5) (Mr 13:24-26).

2. «En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.» (Dn 12:1).

Otro texto profético que avisa de un tiempo de angustia, sin comparación en la historia, para Israel. Es además el texto que Jesús parece estar repitiendo casi literalmente en el Sermón Profético.

Y de nuevo surge la pregunta ¿Se cumplió esto durante el sitio de Jerusalén por los romanos en el año 70? Dos razones apuntan a una respuesta negativa. 1) Cuando esto ocurra, dice aquí “tu pueblo será liberado”. Esto no sucedió en el año 70. 2) Daniel sitúa esta profecía en los tiempos del fin, no de Jerusalén sino de la historia tal como la conocemos (Dn 12:2-4).

Los defensores de la posición historicista (que esta profecía se cumplió plenamente con los romanos), se aferran a lo que se supone es un añadido de Jesús a la profecía de Daniel. Me explico, Jesús describe este sufrimiento como: “Cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo,” esto coincide con Daniel, pero añade un “ni la habrá.” Esto implicaría “que la historia continuaría más allá de este punto, y que habrá tribulaciones futuras (aunque menos severas).”17.

Sin embargo, hay algo que no podemos obviar. Los textos leídos en Jeremías y Daniel no permiten esta interpretación: “pero de ella será librado” (Jeremías) y “será libertado tu pueblo” (Daniel). Ambas afirmaciones nos sitúan en el fin de este siglo, previo al Reino.

Entonces ¿Cómo entender este “ni la habrá” que Jesús añade? Lo más probable es verla como una frase hecha, una forma de expresar lo imposible de otra situación igual.

También es cierto que tras la liberación y el regreso de Cristo, la historia continúa. Le sucede el reino milenial y la rebelión final, donde los malos intentarán de nuevo tomar como rehén a Jerusalén y sus habitantes (Ap. 20:7-9), pero no podrán, serán librados por el Señor.

3. “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.”(Ap 12:17).

No es un texto exento de discusión, igual que el 12:6 y que relacionamos con la huida de Jerusalén tras la deificación del anticristo, obedeciendo las palabras de Jesús. El texto indica un ensañamiento, ya no del anticristo sino del propio Satanás, contra “la descendencia de ella”. Pero ¿Quiénes son la descendencia de ella? En este caso la referencia sea posiblemente a los 144.000 sellados, a los judíos conversos y aquellos gentiles convertidos por el testimonio de estos (recordamos, la iglesia ya ha sido arrebatada).

El verso que viene a continuación es interesante porque, a la vez que reitera la gravedad de la tribulación de aquellos días, reafirma el compromiso de Dios a favor de los suyos. Observa:

(Mr 13:20) “Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; más por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días.”

Tan duro será este tiempo de tribulación, que si Dios no hubiese tomado medidas, NADIE QUEDARÍA CON VIDA al regreso de Jesús. Este parece ser el sentido de estas palabras “nadie sería salvo”. Pero por otro lado, este “acortar los días por causa de los escogidos” (Mt 24:22) reafirma el compromiso de Dios a favor de los suyos. Supone una luz de esperanza en medio de tanto dolor.

Dos preguntas surgen aquí: 1. ¿Qué significa la frase “acortó aquellos días”? 2. ¿Quiénes son los escogidos, por amor a los cuales Dios acortó aquellos días?

1. ¿Qué significa la frase “acortó aquellos días”? La idea no es que los días sean de menos de 24 horas, o que los 7 años pasen a ser 4, por poner un ejemplo. La idea es que Dios acotó o limitó el número de días que dura este periodo, y esta última parte será de 3 ½ . Ni un día más ni uno menos:

– Más tiempo implicaría el exterminio de la raza humana sobre la tierra a causa de los juicios de Dios, y ese no Su propósito.

– Y por otro lado, más días implicaría conceder a Satanás más tiempo para exterminar al pueblo judío, Y Dios no lo va a consentir.

2. ¿Quiénes son los escogidos, por amor a los cuales Dios acortó aquellos días? Es interesante darnos cuenta que los escogidos aparecen tres veces en Marcos y en Mateo (Mr 13: 20, 22, 27) (Mt 24: 22, 24, 31).

En sentido estricto se refiere al pueblo judío (Dt 7:6) (1ª Cr 16:13), en concreto a los que se convierten a Dios y reconocen a Jesús como Mesías (Isaías 65:9). No olvidemos que uno de los propósitos de esta angustia es que Dios tratará de nuevo con Israel, y quitar ese velo de incredulidad caerá (Ro 9:27) (Ro 11:25,26). En sentido general, a todos los que durante este periodo de tiempo, judíos y gentiles, crean en Jesús como el Mesías, el Salvador del mundo. Hombres y mujeres que no estarán bajo el pacto del Anticristo y que serán objeto de su ira más extrema.

Por otro lado conviene recordar que los elegidos no son personas seleccionadas previamente para la Salvación con exclusión de otros, sino una referencia a aquellos que habiendo creído en Cristo ahora participan de Su elección. Él es el Escogido y nosotros, al estar en Él, participamos de Su elección. Esta elección en Cristo tiene un propósito: participar de las bendiciones y propósitos de Dios (Ef. 1:4) (Ro 8:29).

 

Notas.

  1. Gari Hamilton. El discurso del Monte Olivete. Pág. 88-91. Editorial Clie 1974.
  2. Samuel Pérez Millos, Comentario Exegético al texto griego del Nuevo Testamento. Marcos. Pág. 1264. Editorial Clie.
  3. Diccionario exegético del Nuevo Testamento. Vol I. Pág. 1887. Editorial Sígueme. Diccionario Griego Español. Miguel Balague, S. P. 1963. Concordancia Greco-española del Nuevo Testamento. Compilada por Hugo M. Petter. Editorial Clie. Concordancia Manual y Diccionario Griego-Español del Nuevo Testamento. Sociedad Bíblica.
  4. Este periodo de la tribulación es parte de la ira de Dios y de sus juicios sobre la tierra. “No es ira de parte de los hombres, ni de parte de Satanás, excepto en la medida en que Dios pueda usar estas agencias como canales para la ejecución de su voluntad; es tribulación de parte de Dios” Eventos del Porvenir, J. D. Pentecost. Editorial Vida, Pág. 182.  Interesante son los siguientes textos del AT donde se ve como Dios derrama su ira en juicio usando la espada, el hambre, las fieras, y las pestilencias (Ez 14:21) (Jer 21: 5-7) (Is 51:19,20) (Ez 5: 15-17).
  5. Paul N. Benware. Entienda la Profecía de los Últimos Tiempos, un estudio exhaustivo. Pág. 283-285. Editorial Portavoz.
  6. Paul N. Benware. Entienda la Profecía de los Últimos Tiempos, un estudio exhaustivo. Pág. 256, 272, 273. Editorial Portavoz.
  7. Ver la cita que hace  Mark L. Strauss en Comentario Exegético-práctico del Nuevo Testamento. Marcos. Pág. 616. Editorial Andamio.