31 Alimentación de los cinco mil

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Alimentación de los cinco mil.

(Mr 6:30-44).

En la vida cristiana hay momentos cuando nos vemos sin recursos para seguir adelante. Y dan ganas de “tirar la toalla”. ¡Necesitamos leer y meditar en este milagro!

Dos circunstancias que hacen de esta una porción singular:

1. Junto con La Resurrección, es el único milagro que se repite en los cuatro evangelios. Cada uno aporta detalles que dan un visión más completa del mismo.

2. Aunque la multitud es quien se beneficia del milagro, la enseñanza está dirigida  a los discípulos. Por tanto, no nos dirigimos solo a los inconversos preguntando ¿Cómo responderás a Jesús? También a los creyentes diciendo ¿Cómo respondes a las enseñanzas de Jesús?

Los discípulos regresan de la misión.

(Mr 6:30) “Entonces los apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado.”

Poco a poco, y al tiempo convenido con el Maestro, los Apóstoles regresan del viaje misionero (Mr 6:7). Posiblemente el lugar de encuentro es Capernaum. Tienen experiencias y mil cosas que compartir con Jesús. Pero hay una circunstancia que lo impide. 

(Mr 6:31) “El les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Por que eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aún tenían tiempo para comer.”

¿Nos damos cuenta? El ir y venir de la gente, cada uno con sus necesidades, lo hacía imposible. Lo difícil de la situación se ve en la expresión “de manera que ni aún tenían tiempo para comer”. De ahí que el Señor decida irse con ellos a un lugar solitario.

Pero Mateo añade otro motivo a este “retiro de Jesús con los Apóstoles”: El repentino interés de Herodes por su persona. “Oyéndolo Jesús se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado;” (Mt 14:13). Jesús no tiene miedo de Herodes, pero quiere evitar una confrontación innecesaria. 

El descanso y la necesidad de calibrar nuestras vidas.

(Mr 6:32) “Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto”.

El servicio del Señor produce gozo, hay verdadera satisfacción interior. Pero supone un desgaste físico, emocional y espiritual. Es necesario buscar tiempo para estar con Jesús y calibrar nuestras vidas. El servicio del Señor también tiene muchos contratiempos, sufrimientos y decepciones. Por eso es necesario parar para estar con Jesús y ser enseñados y fortalecidos por Él. Y lo hermoso es que el Señor lo sabe y lo espera.

Desde las afueras de Capernaum se embarcan hacia Betsaida al otro lado del lago, en la tetrarquía de Felipe, otro hermanastro de Herodes. Este viaje lo hará solo con los Doce. Estamos en el primero de los cuatro retiros que Jesús hará para con ellos. 

Jesús y la multitud.

(Mr 6:33) “Pero muchos los vieron ir, y le reconocieron; y muchos fueron allá a pie desde las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron a Él.” 

La distancia a pié desde el lugar donde Jesús embarcó hasta las afueras de Betsaida es de unos 16 kilómetros. En la barca sobre 6 kilómetros. Aún así, cuando Jesús llega ya hay gente esperando. ¿Tenían alas en los pies?

Tengamos en cuenta que no todas estas personas vinieron de Capernaum, muchas eran de las ciudades en la ruta a Betsaida. Así que desde cualquier lugar a donde llega la voz, o es posible reconocer aquella barca y su trayectoria, la gente se anticipaba. Cuando Jesús desembarca ya hay una gran multitud esperando.

(Mr 6:34) “Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.”

“Y salió Jesús y vio una gran multitud,…” Esta frase me sugiere al menos dos preguntas: 

1ª ¿Cómo nos sentiríamos si nuestro descanso es interrumpido de forma inesperada? ¿Incómodos, enfadados? ¿Les daríamos esquinazo? Siempre se puede encontrar una buena excusa. En realidad no somos muy dados al esfuerzo adicional, incluso en la Obra del Señor nos cuesta renunciar a nuestra comodidad. Pero Jesús no es así. Dice Lucas “y Él los recibió” (Lc 9:11).

2ª ¿Y qué percepción/impresión tendríamos de la gente? “Son un fastidio”, “una carga inoportuna”, “gente egoísta, impaciente”.  Pero Jesús no es como nosotros. Él mira más allá, y ve la necesidad del corazón. Dice el texto: “tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor;…” 

El corazón de Jesús.

“Tuvo compasión de ellos”. La misma palabra que usó Marcos para describir la reacción de Jesús con el leproso “teniendo misericordia de él” (Mr 1:41). Este tener compasión, misericordia, lit. “sus entrañas se conmovieron dentro de Él” se utiliza hasta nueve veces para hablar de Jesús en su relación con la gente. Implica un sufrimiento interno ante la situación del prójimo que te hace actuar a su favor. ¿Qué produjo esta compasión en Jesús?

“Porque eran como ovejas que no tenían pastor;…” Los líderes religiosos estaban más ocupados en sutilezas legalistas sobre el sábado, los ayunos, las filacterias, etc… que en las almas, y los líderes políticos en afianzar su poder o disfrutar de su posición que de las personas. Estaban en un estado de abandono espiritual que les abocaba a la destrucción. ¿Y qué hizo Jesús?

“Y comenzó a enseñarles muchas cosas.” Por Juan sabemos que al bajar de la barca, Jesús se sienta en una colina cercana junto con sus discípulos. El lugar ideal para poder enseñar. Lucas dice “les habló del reino de Dios”1. Mateo y Lucas añaden que también sanó a los enfermos (Mt 14:14) (Lc 9:11).

Jesús es el  Mesías.

Un paréntesis, estas palabras, “Porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas”, recuerdan entre otros al profeta Micaías cuando ve al pueblo sufriendo por la insensatez de sus gobernantes (1º Reyes 22:17), y al profeta Zacarías cuando anticipa la venida del Mesías y el juicio de los malos pastores del pueblo (Zac 10:2-4). En otras palabras, el Señor está asumiendo la función de Pastor de Israel anunciada por los profetas (Ez 34:23) (Jn 10:11-13).   

La orden de Jesús.

(Mr 6:35) “Cuando ya era muy avanzada la hora, sus discípulos se acercaron a Él, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya muy avanzada.”

“Cuando ya era muy avanzada la hora,…” Lucas dice que “el día empezaba a declinar” y Mateo “ cuando anochecía”. Es decir, los discípulos esperaron hasta el último momento, y al ver que aparentemente el Señor no reaccionaba deciden interrumpirle. 

(Mr 6:36) “Despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y compren pan, pues no tienen qué comer.”

El motivo, la argumentación y la petición son impecables. ¿Quién tiene algo que decir? ¡Estaban preocupados por las personas! Es por esto que la respuesta de Jesús les dejó descolocados:

(Mr 6:37) “Respondiendo Él, les dijo: Dadles vosotros de comer. Ellos dijeron: ¿Qué vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer?”

“Dadles vosotros de comer.” ¿Se imaginan la cara de sorpresa? ¿A dónde quiere llegar Jesús? A estas alturas ellos debían saber que Jesús no hablaba por hablar, no decía tonterías, ni se burlaba de sus frágiles recursos. Iba en serio, pero ¿cómo lo harían?

Este es, sin duda un momento crucial en el relato. Hay lecciones que los apóstoles deben aprender, lecciones que debemos aprender para progresar en la vida cristiana. Señalamos dos:

Corregir una tendencia del corazón, la de mirar a otro lado ante las necesidades físicas de las personas. Como si nuestras obligaciones frente al prójimo, empezando por nuestros hermanos, terminaran con la predicación. Y esto no siempre es así (Stg 1:27) (Stg 2:15-16) (1ª Jn 3:17).2

La necesidad de confiar en Jesús. Otro nombre para esta lección podría ser “El requisito para un ministerio efectivo”. Este grupo acababa de regresar de un intenso viaje misionero donde habían experimentado la provisión y el cuidado de Dios respecto a sus necesidades. Pero este milagro les iba a permitir avanzar un paso más. Aprenderían que un servicio efectivo también implica la necesidad de entregar todo lo que somos y tenemos al Señor, por insignificante que parezca, para que Él lo use. 

La frase “pan por doscientos denarios” pone de manifiesto tanto la sorpresa como la incapacidad de los discípulos para cumplir con la orden de Jesús. El denario era una moneda de plata que equivalía al trabajo diario de un hombre. Doscientos denarios era el sueldo de doscientos días. La expresión indica que desde el punto de vista práctico era un imposible. Pero ¿Y si atienden al Maestro? ¿Si se ponen en sus manos?

(Mr 6:38) “El les dijo ¿Cuántos panes tenéis? Id y vedlo. Y al saberlo, dijeron: cinco, y dos peces.”

Estos panes eran como pequeñas tortas de cebada. Una provisión claramente insuficiente ¿Verdad? Esta escena me recuerda la parábola del constructor sin recursos o del rey que no tiene ejército suficiente para la batalla (Lc 14:28-33). Los discípulos están en situación similar. Ni dinero, ni comida. ¿Qué hacer? ¿Debían renunciar al mandato de Jesús? Volveremos a ello más adelante.

(Mr 6:39-40) “Y les mandó que hiciesen recostar a todos por grupos sobre la hierba verde. Y se recostaron por grupos de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta.”

Estamos al comienzo de la primavera, por eso hay hierba verde en el campo (Jn 6:4). Atendiendo a la costumbre de la época, posiblemente los grupos eran homogéneos, es decir hombres por un lado y mujeres con sus hijos por otro. Esta forma de organizar es importante porque ayuda a entender como doce hombres pudieron atender con rapidez a toda la multitud.

El milagro realizado.

(Mr 6:41) “Entonces tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y repartió los dos peces entre todos.”

Aquí hay muchos pequeños detalles que comentar:

“Entonces tomó los cinco panes y los dos peces” Esto era todo lo que tenían, y era todo lo que trajeron a Jesús. ¿Qué hacer con nuestra incapacidad o insuficiencia para obedecerle, para servir al Señor? ¿Abandonar? Humanamente sería la opción más lógica. 

Esta sería la respuesta propia del constructor y del rey de la parábola (Lc 14:28-32). Pero para aquel que desea una vida de discipulado, de entrega al Señor, hay otra opción: 

(Lc 14:33) “Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.” Esta otra opción implica renunciar a nuestras fuerzas para poner todo lo que somos y tenemos a Sus pies. Dejar que haga conforme a Su voluntad y su poder. 

“Levantando los ojos al cielo, bendijo y partió los panes,… y repartió los dos peces…” Siguiendo la costumbre judía, el Señor puesto en pié alza los ojos al cielo y bendice los alimentos, es decir, da gracias por ellos. Así mismo, también los creyentes somos exhortados a dar gracias a Dios por el alimento diario. Me  llamaba la atención que a pesar de la pequeñez de la provisión, cinco panes y dos peces, hay acción de gracias. Lo cual nos recuerda que, en lo poco o en lo mucho debemos ser agradecidos.

“y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante;…” Bien usando cestas, bien en su regazo, ellos tomaban la comida de las manos de Jesús y las dejaban delante de cada grupo. En esta frase hay dos invitaciones a la reflexión: 

1. El deseo de Dios es obrar a través de su pueblo. Utilizar a sus hijos. ¿Queremos ser usados por el Señor? 

2. “Para ser de bendición a los demás, primero tenemos que recibir del Señor.” Que hermosa lección primeramente para aquellos que predicamos la Palabra. No de mi propia cosecha, sino de lo aprendo del Señor, lo que Él nos da.

(Mr 6:42)Y comieron todos, y se saciaron.”

Tomaron cuanto quisieron y quedaron satisfechos. Alguien escribió: “No parecía gran cosa. Pero Jesús lo tomó en Sus manos, e hizo maravillas con ellos. En las manos de Jesús, poco es siempre mucho”.3.

Una pregunta frecuente es ¿Y en qué momento se produce el milagro? Realmente no se dice. Pero todo hace indicar que fue “en las manos de Jesús”.

Los restos son recogidos.

(Mr 6:43) “Y recogieron de los pedazos doce cestas llenas, y de lo que sobró de los peces.”

Hay una interpretación de este milagro que dice que en realidad Jesús no multiplicó los panes y los peces, sino que el milagro consistió en “conmover corazones egoístas” para que cada uno sacara de sus provisiones y las compartiera con los demás.4.  

Sin embargo aunque suene lógico y conmovedor no es (1) ni lo que dice el relato, se recoge el sobrante de los cinco panes (Jn 6:13), (2) ni la lectura que el propio Jesús hace (Mt 16:9-10) (Mr 8:19-20), (3) ni lo que entendió la multitud (Jn 6:14-15). Además, los discípulos sabían distinguir entre “despertar la generosidad” y “multiplicar pan entre la multitud.” 

También hay aquí una lección práctica: La abundancia no justifica el derroche. De la misma manera que somos llamados a ser generosos, también debemos ser buenos administradores.

“Dadles vosotros de comer”

Pero aún hay más, quizás lo más importante. La aplicación espiritual de este milagro5. La frase en la que meditaremos es está: “Dadles vosotros de comer.” (6:37). Unas palabras muy sugerentes. ¿De quienes está hablando Jesús? ¿A quién debían dar de comer?

1. La multitud.

(6:34) “Y salió Jesús y vio una gran multitud,…” Esta multitud podemos verla como un cuadro, una representación, de toda la humanidad. Esta multitud, con sus necesidades, muestra dos de los grandes problemas del ser humano:  el desamparo “como ovejas sin pastor”, y el hambre espiritual “no tienen que comer”

Los seres humanos, por mucho que lo nieguen, tienen una dimensión espiritual, son trascendentes, y necesitan respuestas. Se puede tener todo en esta vida y ser una persona infeliz, con un profundo vacío interior. ¿Podría el hombre encontrar respuestas en este mundo?

2. El mundo como un desierto.

(6:35) “El lugar es desierto.” Esta expresión sirve para recordar la incapacidad del mundo para satisfacer la necesidad del hombre: “Estamos en un lugar desierto (Lc 9:12). 

Si algo caracteriza a un lugar desierto es la falta de provisión y su hostilidad para la vida. Y si algo caracteriza este mundo además de su incapacidad para saciar la necesidad del hombre, es su hostilidad para con Dios, el Creador de la Vida 

(Jer 2:13) «Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.» Filosofías, religiones, entretenimientos, cosmovisiones alternativas, en realidad ofertas no van a faltar, pero son insuficientes. Por eso pasan de moda y es necesario estar continuamente inventando (Lc 6:39). 

Pero hay otra frase que más me llama la atención: “La hora es muy avanzada.” La noche está cerca. Nadie sabe cuando el reloj de la vida se parará. Encontrar el alimento que sacia debe ser una prioridad. ¿Cuál es la provisión de Dios?

3. La provisión de Dios.

El evangelio de Juan nos dice que este milagro de la alimentación está detrás de una de las siete grandes afirmaciones de Jesús sobre su persona (Jn 6:25-27).

(Jn 6:35) “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”.

De la misma forma que Jesús satisfizo el hambre de la multitud, Jesús, como el Pan de Vida que descendió del cielo, es el único que puede satisfacer el hambre espiritual de toda la humanidad.

Ryle escribía: “La historia de la Cruz, ha suplido de sobra para las necesidades de la humanidad allí donde ha sido predicada. Miles de personas de toda posición social, edad y nación son testigos de que es poder de Dios y sabiduría de Dios. Han comido de ella y se han saciado; han hallado que es verdadera comida y verdadera bebida.(J. C. Ryle. Meditaciones sobre los evangelios. Mateo). ¿Qué espera Jesús de nosotros?

4. El mandato de Jesús.

(Mr  6:37) “Dadles vosotros de comer.” Algunos expositores no dudan en comparar estas palabras con un anticipo de lo que será la Gran Comisión: (Mr 16:15: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” (Mt 28:199 “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones,…” 

Dos cosas recordamos aquí:

  • La voluntad de Dios: Él quiere que esta provisión, el Evangelio, llegue a todas las personas en este mundo.

  • Los medios que utiliza: “Jesús no distribuyó el alimento por sí mismo. Dejó que sus discípulos lo hicieran. Su plan es alimentar al mundo a través de su pueblo.”6.

 Pero esto último, aunque muy bonito, nos enfrenta con un problema: “¡Esto me queda grande!” La insuficiencia de mis recursos.  ¿Qué dice Jesús de esto?

5. Insuficiencia de nuestros recursos. 

(Mr 6:38) “Cuántos panes tenéis? … Y al saberlo, dijeron: Cinco, y dos peces.” Que nuestros recursos son insuficientes, se evidencia: 

En las propuestas inadecuadas de los discípulos (que vayan a comprar ellos, la necesidad de una gran inversión económica).

También en la cantidad de comida que pudieron reunir, claramente insuficiente. 

Esta es la razón por la cual señalaba que muchas veces nos asusta el mandato del Señor. Nos sentimos pequeños e incapaces. ¿Cuál es la solución? 

6. Suficiencia de los recursos divinos.

(Mt 14:18) “Él les dijo: Traédmelos acá.” 

Es hermoso darse cuenta que el camino que propone el Señor no es prescindir de nosotros, ni de nuestras capacidades o los medios humildes que tenemos. Él dice: “Traédmelos acá”. Nosotros no podemos, pero las cosas cambian cuando somos capaces de ponernos incondicionalmente en sus manos, y que Él actúe a través de nosotros, el resultado puede sorprender: “Y comieron todos, y se saciaron” (Mr 6:42). 

“No parecía gran cosa. Pero Jesús lo tomó en Sus manos, e hizo maravillas con ellos. En las manos de Jesús, poco es siempre mucho.

“Si le damos a Él lo que tenemos, por trivial que parezca, Él puede multiplicarlo en bendición para multitudes.”7

 

1. Las enseñanzas del Reino en las que Jesús pudo incidir son amplias. Desde la necesidad del arrepentimiento y fe en el Mesías para poder entrar (Mr 1:15), pasando por el carácter de aquellos que forman parte de ese reino (Mt 5-7), hasta el énfasis en los misterios del Reino (Mr 4:1-33).

2. “Jesús quiere decir que estos hombres no deberían deslindar responsabilidades tan pronto. A menudo se sentían tentados a hacer esto mismo y decir simplemente, despide a la gente (aquí en el v. 36), Despídela (a la mujer sirofenicia, Mt 15:23). Ellos aun “reprendieron” a los que traían a los niños pequeños a Jesús para que los tocase (Mr. 10:13). Véase también Lc. 9:49, 50. Su lema con demasiada frecuencia fue No molesten al Maestro y no nos molesten a nosotros. A la luz de esta evidencia se puede decir con confianza que Jesús desea recordar a estos hombres que no es solución alguna el tratar de librarse de las personas necesitadas. Ciertamente no es esta la forma de Dios para hacer las cosas” (Mt. 5:43-48; 11:25-30; Lc 6:27-38; Jn 3:16). (W. Hendriksen. El evangelio según San Marcos, comentario del Nuevo Testamento. Pág. 265-266. Publicado por SLC. 1987).

3. Tomado de W. Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, obra completa. Editorial Clie 2006. Ver anotaciones en Marcos. Pág. 235. 

4. Véase William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, obra completa. Editorial Clie 2006. Ver anotaciones en Mateo, Lucas y Juan. 

5. Ernesto Trenchard. Una exposición del evangelio según Marcos. Pág. 77. Editorial Literatura Bíblica. 1981. 

6. W. MacDonald. Comentario al Nuevo Testamento. Pág. 180. Ed. Clie. 1995. 

 

7. Ídem.